El escenario no es el mejor, pero en este mar de incertidumbre tratemos de usar la lógica. ¿Cuándo podremos volver a viajar? Hoy estamos a 21 de marzo. Estamos en plena pandemia, todos los países están limitando la libertad personal para contener el contagio, muchos están cerrando sus fronteras. La narrativa es negativa, la moral está por los suelos: aumentan los casos, aumenta el miedo; muchas personas, en todo el mundo, están en cuarentena, muchos pierden sus empleos.
Si intentáramos hacer una predicción ahora, que estamos hechos pedazos a nivel emocional, nos desanimaríamos. Por esta razón, es importante que dejemos de lado las emociones y volvamos a la lógica. La parte positiva es que se están tomando medidas. Todas estas medidas que limitan la libertad personal, definitivamente tendrán que dar resultados. Tal vez no ahora, no dentro de una semana, pero en algún momento, relativamente pronto, debería invertirse la tendencia. La narrativa de la pandemia cambiará. Habrá un momento en que se alcanzará el pico de contagio y comenzará la parte descendente de la curva. ¿Qué significa? Que el número de infectados disminuirá. Al desánimo se superpondrá el deseo de regresar, no inmediatamente pero sí poco a poco, a la normalidad. La lógica nos dice que sí, que los contagios disminuirán, porque las medidas tomadas por todos los países (todos realmente) tendrán su efecto: si Nueva York está medio vacía, el virus no podrá propagarse como si estuviera llena de gente. Si Italia y España están en cuarentena, el virus no podrá propagarse como si no lo estuvieran. Entonces tal vez podrían haberse hecho algo más, quizás se exageró, pero esa será una discusión posterior.
A esto se agrega una variable que ahora no podemos predecir. Si el virus, como dicen algunos expertos (no todos), se debilita, el regreso a la normalidad será más rápido. No podemos saberlo, pero si sucediera, sería una gran ayuda por parte del destino. El tiempo también juega un papel importante en lo que tiene que ver con los tratamientos y las vacunas. Se está haciendo un gran esfuerzo colectivo para encontrar una vacuna, y se están probando varios tratamientos para los casos más graves, como el tocilizumab. Es fácil predecir que todo este esfuerzo producirá efectos, y serán positivos, ayudando a construir esta nueva epopeya de victoria contra el coronavirus.
Si este es el panorama general, ¿cuándo podremos viajar de nuevo?
En abril no será posible. Probablemente estaremos en medio de la batalla. Se espera que la prohibición de viajar entre Europa y los Estados Unidos finalice a mediados de abril, pero es probable que se prolongue. Entonces, abril queda descartado. Mayo es la mejor hipótesis que tenemos. Si para mayo eliminaran todas las restricciones de viaje, significaría que fuimos muy buenos, todos, en la limitación del virus. La cuarentena y el distanciamiento social habrían funcionado muy bien y el coronavirus se habría debilitado. Pero es una hipótesis optimista, francamente poco probable, y mi sexto sentido me dice que mayo también queda descartado, al menos la primera mitad.
Junio (en más de dos meses) es el mes en el que podríamos aspirar a un lento retorno a la normalidad, en el sentido de que quizás ningún país se encontrará ya en cuarentena y las restricciones de viaje serán eliminadas. Los protocolos de vuelo ciertamente cambiarán, tendrán que medir la temperatura antes de abordar, cosas así, pero en teoría, si deseas tomar un avión y disfrutar de unas vacaciones, podrás hacerlo. Pero ahora viene la parte más importante. ¿Tendremos ganas de viajar? Una buena parte de la población no tendrá dinero para hacerlo, porque la crisis económica será fuerte, mientras que otra parte estará aterrorizada, por miedo al contagio. Por lo tanto, es previsible que inicialmente viajemos solo por negocios, luego mes tras mes, también lo haremos por turismo. ¿Cuánto tiempo nos tomará? La sensación que tengo es la siguiente: en agosto y septiembre (meses clásicos para el turismo) volveremos a viajar. Tal vez no sean viajes demasiado exigentes y costosos, tal vez viajaremos a un lugar cerca de casa, o tal vez a Nueva York, ya que los precios estarán más bajos de lo usual. La gente no renunciará a la idea de ir a la playa o a destinos cercanos, y es poco probable que siga la cuarentena y al igual que las restricciones en los vuelos. Apuesto a que esto será en agosto. ¿Ustedes qué opinan?